Colombia consolida su liderazgo regional en el turismo de reuniones
El turismo de reuniones impulsa el crecimiento económico de Colombia, con más de 114 eventos internacionales y una estrategia sostenible de ProColombia.
Julio David Suárez Soto
El turismo de reuniones y negocios ha emergido como uno de los motores estratégicos del desarrollo económico en Colombia. Aunque tradicionalmente reconocida por sus playas caribeñas, paisajes cafeteros y ciudades patrimoniales, la nación sudamericana hoy es también referente regional en la industria MICE (meetings, incentives, conferences and exhibitions), con cifras crecientes y una estructura institucional única en América Latina.
Así lo explicó Luis Ávila, presidente de Turismo en ProColombia, quien destacó que el país ha registrado un crecimiento del 7 % en la llegada de turistas internacionales en lo que va del año. Este aumento, aseguró, es producto de una campaña integral para proyectar a Colombia como el “país de la belleza”, enfocada tanto en consumidores (B2C) como en el fortalecimiento de alianzas con el sector privado (B2B).
Una red nacional sin precedentes en la región
Uno de los mayores logros del país en este nicho es la articulación de una red nacional de 11 burós especializados en captar eventos internacionales. Esta red, que no tiene precedentes en otros países de la región, permite coordinar esfuerzos locales y nacionales con una visión compartida: atraer congresos, convenciones y foros de alto nivel que generen impactos económicos y sociales sostenibles.
Esta estructura ha permitido que Colombia figure entre los tres países líderes de América Latina en el ranking de la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones (ICCA). El año pasado, la red reportó cerca de 500 eventos captados. La meta para 2025 es llegar a 600, según anunció el directivo.
Reconocimiento internacional a la sostenibilidad
Durante la feria de turismo de reuniones más importante de Latinoamérica, Colombia fue reconocida como el país más sostenible dentro de la industria de reuniones. Esta distinción no solo valora las prácticas medioambientales, sino también la inclusión, el respeto por la diversidad y el impacto positivo que los eventos dejan en las comunidades anfitrionas.
“El turismo de reuniones se ha convertido en uno de los segmentos que más contribuye al Producto Interno Bruto. No solo por la derrama económica directa vía hoteles, restaurantes, transporte y actividades culturales— sino porque deja capacidades instaladas, fomenta el conocimiento y fortalece la diplomacia empresarial”, explicó Ávila.
Diversidad regional como clave competitiva
Una de las fortalezas de Colombia en el mercado MICE es su diversidad territorial. Cada región ha desarrollado una oferta diferenciada que responde a las características locales y a sus ventajas competitivas:
Bogotá: centro neurálgico de eventos corporativos, gubernamentales y del sector asociativo.
Cartagena: destino preferido para congresos empresariales, con su infraestructura de lujo y su atractivo histórico.
Eje Cafetero: epicentro de bodas de destino y celebraciones románticas.
Bucaramanga: en crecimiento para encuentros científicos y asociativos.
Barranquilla: foco de encuentros industriales y logísticos, gracias a su rol portuario.
Santa Marta: ideal para actividades de integración en medio de naturaleza.
Esta segmentación ha permitido a Colombia convertirse en un país altamente competitivo dentro del continente, tanto para eventos pequeños y personalizados como para grandes encuentros globales.
Legado económico y social de los eventos
El impacto del turismo de reuniones va más allá del movimiento turístico tradicional. Se estima que este segmento aporta de forma directa a múltiples sectores productivos, además de estimular la generación de empleo calificado y fomentar las cadenas de valor locales.
Los organizadores de eventos y participantes generan ingresos por consumo de bienes y servicios, pero también propician transferencia de conocimiento, visibilidad internacional de ciudades intermedias, cooperación científica, acuerdos comerciales y políticas públicas duraderas.
Este legado es uno de los pilares de la estrategia de ProColombia, que busca demostrar que el turismo MICE no solo es rentable, sino también transformador.
Posicionamiento estratégico para el mediano plazo
Para los próximos años, Colombia proyecta consolidar su posicionamiento no solo como destino de belleza natural, sino como hub de innovación, sostenibilidad e inclusión. Las políticas públicas están alineadas con esa meta, y los actores privados se han mostrado receptivos a cooperar con las instituciones estatales y los burós regionales.
La industria MICE ya representa un ecosistema propio dentro del turismo nacional, con proveedores especializados, infraestructura moderna, normativa adaptada, y una visión compartida de país.
Con la mirada puesta en 2025 y más allá, el turismo de reuniones en Colombia no solo genera cifras alentadoras, sino también construye un nuevo relato nacional: uno donde el conocimiento, la cooperación internacional y la experiencia compartida se transforman en motores de desarrollo económico, cultural y humano.